EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA
CREACIÓN
UN ESTUDIO
por GARY RAY BRANSCOME
Lección 4
Que Dios creó al mundo en seis días es un hecho de la historia.
Es un evento objetivo que ocurrió en un punto específico del tiempo. Sin
embargo, el hecho histórico de la creación tiene una significación espiritual
que trasciende con mucho el evento externo. A través del registro de la
creación, Dios se revela a Sí mismo no sólo como nuestro Hacedor, y por
tanto a quien debemos todos rendir cuentas. También se autorevela como
nuestro Padre misericordioso, quien nos ha dado vida, y que amantemente
ha provisto a todas nuestras necesidades, y que continúa llegando hasta
nosotros con amor y misericordia para proveernos con alimento, vestido,
abrigo y sanidad aún cuando merecemos sólo su ira y castigo. El registro
de la Creación es por tanto básico para todo lo que la Biblia enseña: es
fundamental tanto a la Ley como al Evangelio.
LA LEY DE DIOS
Debido a que Dios nos creó, estamos bajo Su autoridad, y seremos
juzgados de acuerdo a Sus exactos patrones o medidas (Salmo 100:3; Mateo
5:48). De este modo Su Ley se fundamenta en el hecho de la creación.
Sin embargo, la Ley que Dios nos creó para guardar no es un conjunto
de reglas arbitrario, sino un reflejo de la propia naturaleza de Dios.
Adán fue Hijo de Dios no solamente porque Él lo creó, sino porque le impartió
Su propia naturaleza (Lucas 3:38; Génesis 1:27). Con esto no digo que Dios
impartió divinidad a Adán, quien era humano, no divino.
Lo que Dios impartió a Adán fue su propia naturaleza justa y recta,
no su divinidad. Adán y Eva no fueron creados con impulsos y deseos pecaminosos,
sino por lo contrario, a la propia imagen de Dios. En otras palabras, que
su misma naturaleza de ellos fue diseñada como un reflejo (imagen) de la
naturaleza de Dios, pura y libre de pecado (Génesis 1:27,31; Mateo 15:19;
Efesios 4:24; Santiago 4:1; Filipenses 3:21; Romanos 3:23).
Por consiguiente, cuando Adán pecó, no solamente quebró su amistad
con Dios, sino que dejó de ser un Hijo de Dios: el pecado cambió su naturaleza.
Y esta naturaleza cambiada ha sido transmitida a todos sus descendientes
(Génesis 5:3). Nuestra naturaleza ahora ya no refleja la impecable imagen
de Dios, sino la rebelde de Satanás. Debido a este cambio en nuestra naturaleza,
podemos ser restaurados a la filiación de Dios solamente por el perdón
que está disponible en Cristo Jesús (Génesis 5:3; Juan 8:44; Jeremías 17:9;
Santiago 4:1; Romanos 5:12-21; 1 Pedro 1:23; Santiago 1:18; Juan 1:11&13).
Note que a diferencia de Adán, Cristo no sólo tiene la naturaleza
recta y justa de Dios, sino también su naturaleza divina, y por eso Satanás
no pudo derrotarlo.
EL ORIGEN DE LA VIDA
Nuestra visión de la vida, las conclusiones que saquemos sobre
la misma -y en última instancia en valor que adscribamos a la nuestra propia-,
estarán determinadas en buena parte por nuestro entendimiento de su origen.
Si nos vemos a nosotros mismos como nada más que materia formada al azar,
entonces nos veremos con no mayor valor que el de la materia en que consistimos.
Sin embargo, cuando comprendemos que somos una creación especial de Dios,
moldeados con amor, para llevar Su propia imagen, entonces nuestro valor
está determinado por el que Dios puso en nosotros. Y Dios cuidó de nosotros
lo bastante, hasta enviar a Cristo a morir en la cruz por nuestros pecados
(Juan 3:16).
Debido a que Dios nos creó y dio la vida, Él tiene todo derecho
a controlarnos y a esperar nuestra obediencia (Jeremías 18:1-6). Y porque
nos creó, le debemos a Él nuestra adoración y devoción. Volver la espalda
a nuestro Creador, dando nuestra adoración a un dios falso, sería tan inmoral
como expulsar a nuestra madre de la casa, alegando ante una figura de alguna
mujer extraña, que esa fue nuestra madre real. Tal comportamiento sería
no sólo depravado sino además mentalmente enfermo. Aunque una locura así
puede lucir perfectamente razonable a nuestro intelecto, oscurecido por
el pecado.
Así puede verse que el primer mandamiento: "No tendrás otros dioses
delante de Mí", arraiga en el relato de la creación del Génesis.
Estrechamente relacionado al primer mandamiento, se encuentra
el que nos prohibe tomar el nombre del Señor en vano. El mismo hecho que
Dios nos dio vida, nos obliga a usar Su nombre respetuosamente. El afecto
y la decencia común nos requieren mostrar respeto a Dios y su nombre, lo
cual es simplemente razonable de parte nuestra (Romanos 12:1).
El propio registro de la creación explica la relación de la misma
con el Día Sábado (Génesis 2:2,3 y Éxodo 20:9-11). Debido a que Dios creó
todas las cosas en sólo seis días, y descansó en el séptimo, nosotros apartamos
uno cada siete como recordatorio de ese hecho. Por lo tanto, el Dios que
adoramos el Sábado es el que creó el mundo en sólo seis días.
Así como nosotros mostramos respeto a Dios porque nos ha dado la
vida y provee a nuestras necesidades, los hijos deben mostrar respeto por
los padres que les dieron vida y proveen a sus necesidades (Éxodo 20:12).
Y ya que Dios nos ha dado la vida, está mal para cualquier hombre
privarnos de la misma. Y como Dios originalmente creó al Hombre a Su propia
imagen, la destrucción de la vida humana es también un ataque a Dios. El
asesinato arraiga en el satánico deseo de destruir a Dios (Isaías 14:12-14;
Génesis 9:6; Éxodo 20:13). Al propio tiempo, la pena capital refleja el
juicio de Dios sobre Satanás (Juan 8:44).
De lo que venimos diciendo, debería ser evidente que los Diez
Mandamientos se siguen lógicamente de la creencia en el registro de la
Creación por el Génesis. La evolución, sin embargo, lleva a las conclusiones
exactamente opuestas. Piense por un momento: si la evolución fuese verdad,
entonces el hombre no estaría ligado por más reglas de moralidad que los
perros o los caballos. Si la evolución fuese verdad, entonces tomar la
vida de otra persona no sería peor que pisar una hormiga, cortar la uña
de un dedo, o quebrar un trozo de hielo. No tendríamos razón alguna para
honrar a Dios, respetar Su nombre o hacer Su voluntad. Y Dios sería un
tirano al reclamar nuestra obediencia.
Y es peor aún si vemos a Dios como el autor o causa de la evolución.
De ese modo hacemos a Dios -antes que a Satanás- causa del dolor, el sufrimiento
y la muerte ... porque esos son los medios por los cuales la supervivencia
del más apto se supone adelanta la evolución. Cuando pensamos de Dios como
causa del dolor, sufrimiento y muerte, entonces dirigimos nuestra adoración
hacia quien los ha causado, que es en realidad Satanás. La evolución teísta
es por ende una forma de adoración a Satanás.
Yendo más lejos, si creemos que Dios empleó la lujuria y la urgencia
de matar para producir al hombre, entonces se seguiría lógicamente que
lujuria y furia homicida son divinas y saludables, y se seguiría también
que cualquier mandamiento prohibiendo su gratificación, sería una satánica
interferencia en el plan de Dios para adelantar la evolución. Por lo tanto,
el homicidio de bebés nonatos, discapacitados y ancianos -como la legalización
de la pornografía, el adulterio y la homosexualidad- se seguirían lógicamente,
una vez que la evolución teísta es aceptada como premisa básica. Por esa
sola razón, yo no puedo aceptar a quienes creen la evolución teísta como
hermanos en Cristo.
EL ORIGEN DEL MATRIMONIO
La Biblia sencillamente nos dice que Diós creó al hombre primero
y después a la mujer. (Génesis 2:21-24). El registro histórico de la creación
por Dios de la mujer, el matrimonio y la familia, es básico para una actitud
responsable ante las relaciones sexuales, matrimoniales y familiares; y
debido a que la familia es básica para la sociedad, también pone el fundamento
para buena parte de nuestra cultura.
La Bilbia pone en claro que Dios quiso que hombre y mujer cumplieran
roles diferentes en la sociedad (Génesis 2:18). Dios espera que el hombre
lleve la carga del liderazgo, y la responsabilidad por la toma de muchas
de las decisiones. Sin embargo, la asignación del rol de liderazgo al hombre
en ningún modo implica que la mujer le es inferior (Gálatas 3:28). La despreciativa
visión de la mujer como inferior, arraiga en la pecaminosa corrupción de
nuestra naturaleza, no en la distribución de roles por Dios (Gálatas 5:19-21).
Un líder sabio nunca impone simplemente su voluntad sobre los demás; en
su lugar trabaja para obtener de ellos una cooperación voluntaria (Eclesiastés
10:12). Cada quien en la sociedad tiene un rol diferente a cumplir. El
panadero tiene un rol, el carnicero otro, el zapatero y el albañil los
suyos. Yo no puedo votar en el Congreso, pero eso no me hace inferior a
quienes sí lo hacen.
Dios espera que hombre y mujer trabajen juntos como equipo. Dios
espera que el hombre dirija el hogar, y cargue con la responsabilidad de
proveer a las necesidades de la familia, mientras que la mujer juega un
papel clave en el entrenamiento de los hijos. Por lo tanto la mujer tiene
parte importante en la preparación de la siguiente generación de líderes,
y de quienes van a formar hogares, para que ellos cumplan sus roles en
la sociedad.
El modo como las esposas y madres de hoy hagan su trabajo, que Dios
les ha asignado, en el entrenamiento de los líderes del mañana, determinará
la historia futura de toda la nación. La mujer cristiana debería por tanto
sentirse honrada por el papel que Dios le ha confiado; debería entender
que las "gallinas" sexistas, que quieren pintar el rol de la mujer en el
hogar como algo subalterno y demeritorio, e inferior al rol en la fuerza
laboral, son enviadas por Satanás para obstaculizar a las mujeres en su
trabajo de entrenamiento con la próxima generación.
El punto de vista de Dios se resume muy claramente en el viejo dicho
sobre que la mujer no fue tomada de la cabeza del hombre para que le gobierne,
ni de su pie para que él la tenga a su merced, sino de su costado, para
que esté muy cercana a su corazón, y para ser amada y considerada como
su compañera y ayuda idónea (Génesis 2:18-24; Efesios 6:4; Colosenses 3:18-21;
Efesios 5:22-31).
Para las mujeres que busquen seriamente la voluntad de Dios para
sus vidas, recomiendo los libros "The Way Home" y "All The Way Home," por
Mary Pride. Y también "Earthly Images of the Heavenly Bride (Women and
the Church)" y "He Her Honour and She His Glory", por Vernon Grieger.
CULTURA CRISTIANA
El registro histórico de la creación es básico, no sólo respecto
a lo que enseña la Biblia, sino a todo un modo de vida, que a través de
los siglos salió de un deseo de pensar y vivir de una manera consistente
con los hechos de la creación. Ver a Dios como creador, y a toda la belleza
del mundo como la obra de Sus manos, conduce al artista cristiano a emular
el trabajo creador de Dios, produciendo una obra de arte. A diferencia
del arte pagano, dominado por la desnudez y el sexo, el arte cristiano
se esfuerza tras lo elevado, sano, puro y laudable (Filipenses 4:8). La
influencia cristiana en la música produce tonos hermosos, opuestos a los
ritmos puramente sensuales, y letras valiosamente orientadas a la familia
y a la edificación.
Debido a que los académicos cristianos ven la creación como producto
de un diseño inteligente, buscan entender los principios divinos que la
gobiernan. Por esta razón, cuando descubrió varias leyes científicas, Sir
Isaac Newton sintió que estaba simplemente "pensando los pensamientos de
Dios después que Él".
A los aborígenes australianos esta visión de la creación les faltó,
y por eso se vieron a sí mismos como simplemente parte de la naturaleza.
Y como resultado, sólo se dejaron llevar con la anturaleza, y nunca aplicaron
sus mentes para domeñarla. Aquí podemos ver la propensión anticientífica
de la evolución, porque lleva a esa misma creencia que mantuvieron los
aborígenes, de que el hombre es nada más que una parte de la naturaleza.
Entender esto pone en claro que la rebelión contra el progreso y
el movimiento de "retorno a la naturaleza" de los años '60, en paralelo
al correspondiente resurgir de la brujería y otras locas supersticiones,
bajo un disfraz de ciencia, constituyen natural resultado de la creencia
en la evolución.
La evolución, con su énfasis en la supervivencia de los más fuertes,
llevada lógicamente podría hacer correcta la filosofía del partido comunista.
En contraste, el registro bíblico del origen del hombre conduce lógicamente
a la conclusión de que cada hombre tiene el derecho a poseer el fruto de
su trabajo (Génesis 3:19), y que todo intento de robarle el mismo es pecado.
Mientras el conocimiento de la creación lleva lógicamente a la visión
de que el matrimonio es ordenado por Dios, y que el vestido debe ser diseñado
para evitar el suscitar deseos lujuriosos, la evolución conduce a las conclusiones
opuestas. La creencia en la evolución lleva lógicamente a la visión del
matrimonio como institución social superficial, y a que el vestido debe
ser diseñado para seducir y tentar.
CONCLUSIÓN
Debido a que los hechos sobre nuestro origen son tan básicos a
cada aspecto de nuestra existencia, hay mucho más que podría decirse. Sin
embargo, un punto debería quedar claro, y es que cada individuo es responsable
delante de Dios. La creación no deja lugar para aquellos que quieren excusar
su comportamiento culpando a la sociedad o al ambiente. Todos debemos dar
cuentas a Dios.
PREGUNTAS PARA EL ESTUDIO
1. ¿Qué nos revela Dios a través del recuento histórico de la creación
que se halla en el Génesis?
2. ¿Sobre qué fundamento se basa la Ley de Dios?
3. ¿De qué es un reflejo la Ley de Dios?
4. ¿Qué está determinado en buena parte por nuestra comprensión
del origen de la vida?
5. ¿A qué nos obliga el hecho de que Dios nos dio la vida?
6. ¿A qué conclusiones lleva la evolución?
7. ¿Por qué la evolución teística es una forma de adoración a Satanás?
8. ¿Cuáles conclusiones se siguen lógicamente, una vez que se acepta
la evolución teística como premisa básica?
9. ¿De qué pone fundamento el registro histórico de la creación
por Dios de la mujer, el matrimonio y la familia?
10. ¿Cómo resume claramente un dicho el punto de vista bíblico acerca
de los roles de hombres y mujeres?