LA RESURRECCIÓN DE CRISTO DE ENTRE LOS MUERTOS
UN ESTUDIO

por GARY RAY BRANSCOME

Lección 12

Que Cristo se levantó de entre los muertos es uno de los hechos mejor establecidos de toda la historia.
La evidencia histórica que apoya la resurrección es simplemente abrumadora. Los escépticos que se han atrevido a examinar la evidencia, han sido convencidos contra sus deseos; una de tales personas fue el Dr. Simón Greenleaf, que fuera Profesor de Leyes en la Universidad de Harvard. En 1874, el Profesor Greenleaf produjo un libro titulado "Un examen del testimonio de los cuatro evangelistas según las reglas procesales de los Tribunales" ("An Examination Of The Testimony Of The Four Evangelists By The Rules of Evidence Administered In The Courts of Justice").
Un libro más popular que presenta la evidencia que apoya la resurrección es "El factor resurrección" ("The Resurrection Factor") por Josh McDowell.

EL REGISTRO HISTÓRICO

La Biblia nos dice que después de la muerte de Jesús, uno de sus discípulos, José de Arimatea, fue a Pilato a requerir el cuerpo. Pilato interrogó primero al centurión a cargo de la crucifixión, a fin de asegurar que Jesús estaba muerto; y después le entregó el cuerpo a José, quien compró un paño de lino fino -junto con Nicodemo- para envolverlo con especies, como era la costumbre funeraria judía. Colocaron entonces el cuerpo de Jesús en una tumba nueva, cortada en la roca sólida, y rodaron una gran piedra hasta la entrada.
Después de esto, los judíos pidieron a Pilato apostar una guardia ante la tumba, a fin de asegurarse que el cuerpo de Jesús permaneciera en ella.
Temprano en la mañana del primer día de la semana, algunas de las mujeres que seguían a Jesús fueron a la tumba, para ungir el cuerpo con especies dulces. Un ángel del Señor descendió del cielo, y rodó la piedra que bloqueaba la entrada de la tumba; y dijo a las mujeres: "No temáis ... sé que Uds. buscan a Jesús que fue crucificado. No está aquí porque fue levantado. Vengan a ver el sitio donde el Señor está." Y viendo que el cuerpo de Jesús no estaba en la tumba, las mujeres corrieron a avisar a los discípulos. En lo que ellas iban, Jesús se les apareció y Le adoraron; pero cuando dijeron a los discípulos estas cosas, ellos estuvieron escépticos (Lucas 24:11).
Pedro y Juan corrieron a la tumba, y viendo que estaba vacía, se maravillaron de lo que había ocurrido. Más adelante en el mismo día, por la tarde, Jesús se apareció en medio de sus discípulos, y les mostró Sus manos y Su costado. Después se apareció a más de quinientos testigos, a Santiago y finalmente a Pablo. (Juan 19:38-42 y 20:1-31; Lucas 23:50-56 y 24:1-53; Marcos 15:42-47 y 16:1-14; Mateo 27:57-66 y 28:1-15, 1 Corintios 15:3-8).

LA NEGACIÓN DE LA RESURRECCIÓN

Después de que Jesús fue levantado de entre los muertos, los dirigentes judíos responsables de su crucifixión sobornaron a los soldados que habían guardado la tumba, para que dijeran que los discípulos habían robado el cuerpo mientras ellos dormían.
Esta alegación de que los discípulos robaron el cuerpo no es sólo falsa, sino además es absurda, como se revela examinando la evidencia más de cerca (Mateo 28:11-15).

Primero que nada, ¿por qué los discípulos tendrían que robar el cuerpo? Pilato ya había consentido en entregarselo; y la tumba en la que fue colocado pertenecía a uno de ellos, quienes además habían gastado una fuerte suma en el lino y las especies, y el cuerpo era exactamente lo que querían. ¿Por qué robarlo? ¡La acusación es absurda!

En segundo lugar: si la guardia romana se hubiera quedado dormida, ¿cómo iban a saber que eran los discípulos quienes habrían tomado el cuerpo? ¿Tenemos que creer que todos los soldados dormían tan profundamente, que ninguno fue consciente de lo que estaba ocurriendo, y a la vez, que sabían justamente quienes estuvieron allí, y exactamente qué había pasado? Repito, la acusación es absurda.

En tercer lugar: un guardia romano que caía dormido en su puesto era condenado a muerte. Esos guardias eran hombres entrenados, que antes nunca se habían quedado dormidos en su trabajo. Además, no tenían que quedarse todos despiertos toda la noche, sino mantenerse vigilando por turnos: cuatro de ellos se mantendrían vigilantes, mientras los otros dormirían frente a ellos; cada cuatro horas, el otro grupo de cuatro sería despertado para tomar su lugar, y así continuamente. ¿Tenemos que creer que todos esos soldados entrenados cayeron dormidos en sus puestos, al mismo tiempo, la misma noche? ¿Tenemos que creer que todos dormían, tan profundamente que los discípulos pudieron pasar sobre sus cuerpos dormidos, rodar una enorme piedra que pesaba quizá varias toneladas, y salir cargando un cuerpo, sin despertar un sólo soldado?

En cuarto lugar: los judíos jamás negaron que la tumba estaba vacía. Al igual que jamás intentaron encontrar el cuerpo. Y la razón es obvia: durante los cuarenta días siguientes a la resurrección, varios cientos de personas vieron a Jesús. Como resultado de ello, para el día de Pentecostés casi tres mil judíos se hicieron cristianos (Hechos 2:41); y no mucho después, también otros casi quinientos (Hechos 4:4).
Los dirigentes judíos no podían negar esos hechos. Por lo tanto, orientaron sus esfuerzos a impedir que la gente supiera lo que había pasado (Hechos 4:18-20 y 5:27-33).

En quinto lugar: todos los discípulos sufrieron persecución; casi todos fueron condenados a muerte por su fe en Cristo. ¿Tenemos que creer que soportaron estos sufrimientos por una mentira? ¿Es razonable creer que continuaron sufriendo por una mentira, cuando pudieron haber evitado esta persecución, simplemente negando que Cristo fue levantado de entre los muertos? ¿No es más razonable creer que soportaron la persecución debido a que estaban convencidos, más allá de sombra de duda, que Cristo había resucitado realmente?

En sexto lugar: Saúl (Pablo) era un judío fanático. Odiaba tanto a los cristianos, que obtuvo el permiso especial de ir a otras ciudades, para encontrarles y encarcelarles (Hechos 9:1,2); y apoyó la acción de los judíos que dieron muerte a Esteban (Hechos 7:54-60 y 8:1-4). Sin embargo fue súbitamente convertido, y se volvió un ferviente defensor y promotor de la fe cristiana. ¿Por qué?
Nos dice llanamente que su vida fue cambiada, porque Cristo se le apareció en el camino de Damasco (1 Corintios 15:8; Hechos 9:1-9). Por causa de su conversión Pablo sufrió persecución (Hechos 9:19-31), y al final fue condenado a muerte, todo porque estaba firmemente convencido que Jesús había resucitado de entre los muertos.

CONCLUSIÓN

Sólo he tocado la superficie en la presentación de la evidencia de que Cristo se levantó de entre los muertos. Ese hecho es la base de nuestra fe (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:14).
Debido a que Cristo se levantó de entre los muertos, podemos estar seguros de que Él es quien alegó ser (Juan 5:23), que fue sin pecado, que triunfó sobre el poder del pecado, la muerte y el demonio. Y que fue resucitado para que igualmente todos resucitemos a la vida eterna.

PREGUNTAS PARA ESTUDIO

1. Nombre dos libros que examinan la evidencia de que Cristo resucitó de entre los muertos.
2. ¿De qué se aseguró Pilato antes de entregar el cuerpo de Jesús a José de Arimatea?
3. ¿Qué hicieron las mujeres cuando Jesús se les apareció después de Su resurrección?
4. ¿Para decir qué cosa fueron sobornados los soldados romanos que guardaron la tumba?
5. ¿Quién tenía la posesión del cuerpo de Cristo mientras estuvo en la tumba antes de Su resurrección?
6. ¿Por qué es absurda la alegación de que los apóstoles robaron el cuerpo de Cristo mientras los guardias estaban dormidos?
7. ¿Alguna vez negaron los judíos que la tumba de Cristo estaba vacía, o intentaron encontrar el cuerpo?
8. ¿Cuántos judíos se hicieron cristianos el día de Pentecostés?
9. ¿Qué razón dio Pablo para su súbita conversión en el camino de Damasco?
10. ¿De qué podemos estar seguros a causa de la resurrección de Cristo de entre los muertos?